Me cogiste de la mano y corrimos sin yo saber el destino, cualquiera a tu lado era como estar en Casa.
Y en mitad de la nada nos alcanzó. La Lluvia. Y Tú me abrazaste – fue tan jodidamente reconfortante… porque yo ni siquiera te lo había pedido.
Ahí, nos quedamos ahí durante minutos, empapados, felices.
A lo mejor la lluvia existe para que nos rocemos – o eso nos gusta creernos.
Acerca de 1prosaenverso
Amante de la comunicación no verbal, de las metáforas y analógias. De decirlo todo sin las palabras adecuadas. Enamorada del amor que no existe.
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